Isabelle de Clermont-Tonnerre:

Nació el 6 de marzo de 1849 en Glisolles, Francia. En 1872 se encuentra con el Padre Picard, quien la guía hasta 1903, año de su muerte en Roma.

Isabel se pregunta si su camino es el matrimonio o la vida religiosa.

A los 24 años se casa con el Conde Henri d´Ursel, en Bélgica.

Tiene una hija, Carolina. A los 26 años queda viuda. Educa a Carolina antes de llevar a cabo su proyecto de vida religiosa.

A los 38 años de edad escribe al Padre Picard:

"Me parece que Dios tiene para mi intenciones de vida contemplativa… Nuestro Señor me muestra una misión en la Iglesia" 

A los 47 años, luego del casamiento de su hija comienza una nueva vida. El 8 de diciembre de 1896, día de la Inmaculada Concepción, se instala en la casa de la Oblatas de la Asunción, en Passy, París, con dos compañeras; Teresa y Ana. Comienza la fundación de las Orantes de la Asunción. El 3 de julio, Madre Isabel muere en Sceaux, a los 72 años.

P. Francisco Picard:

Nació el 1 de Octubre de 1831 en Saint-Gervasy (Gard), cerca de Nimes, Es ordenado sacerdote a los 24 años de edad, al año siguiente lo nombran maestro de novicios Asuncionistas.

En 1880 fallece el Padre D´Alzón, fundador de los Agustinos de la Asunción y el Padre Picard es nombrado Superior General de los Religiosos Asuncionistas. 

El 8 de diciembre de 1896, con Isabelle de Clermont-Tonnerre, Condesa D´Ursel, fundan las Orantes de la Asunción.

El Padre Picad es un hombre de estudio que hace hincapié en la importancia de una sólida formación doctrinal.

 También es un hombre de oración que busca poner a Dios en el centro  de su vida para "hacer en todas las cosas la voluntad de Dios".

Murió en Roma el 16 de abril de 1903 en la edad de 72 años.

  BIBLIOTECA

Isabel de Clermont-Tonnerre y Francisco Picard

fundadores de las Orantes de la Asunción

"Nuestro fin principal es la oración, la oración apostólica"

"Es la vida apostólica en la vida contemplativa, que Dios parece querer dar como sello, sino especial, al menos real, a esta nueva rama"                                                                                                                               M. Isabel

“En el corazón de la vida Orante, la Palabra de Dios nutre su oración silenciosa por la mañana. En el centro de su oración, la Orante intenta vivir de corazón a corazón con Jesucristo. El corazón de la Orante no debe latir al ritmo de sí misma, sino, debe latir al ritmo de Dios y el Reino. En este momento de corazón a corazón, la Orante deseará la venida del Reino"

                                        P. Francisco Picard